
Los meniscos son estructuras de la rodilla conformadas por fibrocartílago (consistencia similar al hule) en forma de semiluna que mejoran la superficie de contacto entre el fémur (convexo) y la tibia (plano) rellenando el espacio residual en la articulación.
Al ser estructuras fibroelásticas permiten los siguientes beneficios en la rodilla:
El menisco puede lesionarse de dos maneras:
Lesiones traumáticas o deportivas. Los desgarros de los meniscos a menudo ocurren durante los deportes. Los jugadores pueden ponerse en cuclillas y rotar la rodilla, causando también denominado desgarro de rodilla. A veces hay un contacto directo involucrado contra otro jugador o bien contra el piso.
Lesiones degenerativas causadas por lesiones asociadas crónicas en el cartílago articular, mala alineación articular y lesiones ligamentarias que generen inestabilidad articular.
Las personas mayores a 45 años tienen más probabilidad de tener desgarros degenerativos de meniscos. El tejido de menisco desgastado tiene más tendencia a los desgarros. Sólo levantarse bruscamente de una silla podría ser causa suficiente de un desgarro si los meniscos se han debilitado con la edad.
Los principales síntomas que se presentan son:
El desgarro de menisco es la lesión de rodilla más común que puede provocar bloqueo de la articulación. El fragmento "roto" del menisco se comporta como "una piedra en el zapato", limitando el movimiento libre de la rodilla.
El diagnóstico de una lesión de menisco se realiza por medio del interrogatorio y exploración médica realizada con un médico subespecialista en lesiones articulares así como también mediante la aplicación de pruebas clínicas específicas para la busqueda de dicha lesión y lesiones asociadas dentro de la rodilla. Si la lesión es aguda (semanas) la inflamación y dolor de la articulación orientan el diagnóstico. Una vez que la rodilla está desinflamada el dolor persistente en la línea de movimiento de la rodilla y la sensación del boqueo son el punto cardinal para el diagnóstico tanto en lesiones agudas como crónicas.
Toda lesión en la rodilla debe ser acompañada de un estudio de imagen.
La radiografía nos permite descartar la presencia de fractura dentro o alrededor de la articulación de los huesos que la conforman. Los ligamentos, meniscos y cartílago no se observan en este tipo de estudio.
La resonancia magnética nuclear es un estudio altamente especializado, sensible y específico para visualizar las estructuras de la rodilla y sus lesiones. Es mediante este estudio que podemos respaldar el diagnóstico clínico, confirmarlo en aquellas lesiones donde se sospecha una lesión de menisco y detectar las lesiones asociadas (meniscos contralateral, lesión de cartílago y ligamentos).
Un menisco con una ruptura simple en una zona favorable puede cicatrizar sin intervención. Si ésto no ocurre, persiste el dolor en la rodilla del lado afectado. Se puede tener la sensación de que la rodilla “se atora” o de que “algo brinca” o que se mueve ahí adentro. Una exploración física detallada por un ortopedista entrenado puede orientar hacia el diagnóstico.
Cirugía de meniscos. Cuando hay una lesión sintomática que coincide con una lesión tipo III en Resonancia, debe pensarse en hacer una artroscopia para evaluar la lesión. En este punto hay dos opciones de tratamiento: reparación o recortar el menisco roto. La ventaja de repararlo es la conservación de las propiedades del menisco, en consecuencia se preservan todas sus funciones. La desventaja es la rehabilitación que implica no apoyar la rodilla durante aproximadamente 3-6 semanas y limitar la flexión de la rodilla a 90 grados.
La ventaja de recortar el menisco roto es que el apoyo y movilidad después de la cirugía es prácticamente inmediato. La desventaja es que se pierde parte de la función del menisco.
La tendencia actual es reparar las lesiones de menisco (siempre que se pueda) y mejorar biológicamente su cicatrización. Lo malo, es que no siempre son reparables y la decisión de repararlo o quitar parte o todo el menisco se toma finalmente en quirófano, dependiendo de: la configuración de la ruptura, la zona del menisco donde está la ruptura, el tiempo de la lesión, la edad y hábitos del paciente y la calidad del tejido.