¿Se te zafa el hombro?
Debemos saber que el hombro es la articulación con mas rango de movimiento en el cuerpo, sin embargo su estabilidad y posicionamiento funcional depende en un alto porcentaje solo de ligamentos y partes blandas que lo envuelven. Cuando ocurre una zafadura o luxación, la cabeza del humero sale de su lugar en la glenoides rompiendo o desgarrando los elementos de estabilización.
Este problema es conocido como inestabilidad del hombro o inestabilidad gleno-humeral. Es provocado por un traumatismo directo o indirecto en la articulación del hombro que provoca su luxación o zafadura. Esto provoca una lesión de las estructuras que habitualmente estabilizan el hombro: los ligamentos y la cápsula articular.
Se trata de una lesión frecuente en pacientes jóvenes menores de 30 años que realizan actividad deportiva de contacto como el basquetbol, fútbol americano, ciclismo, artes marciales, entre otros; es importante tener en cuenta que se requiere un traumatismo de alta energía para luxar dicha articulación. Habitualmente el paciente en una luxación inicial del hombro presenta dolor, deformidad del hombro (se pierde la forma redonda habitual), incapacidad para moverlo normalmente, sensación de adormecimiento de la mano. En lesiones crónicas, el paciente refiere sentir “miedo” para realizar ciertas actividades con el hombro, sensación de inseguridad del hombro o bien luxaciones súbitas al estornudar, toser o hacer un esfuerzo mínimo (lesiones graves).
La lesión ligamentaria puede presentarse de diferentes formas, la más leve involucra solo las partes blandas, es decir, los ligamentos superior, medio, inferior y la cápsula que envuelve el hombro. Las más complejas involucran lesión ósea tanto en la glenoides como en la cabeza humeral, comprometiendo el pronóstico y favoreciendo la presentación de nuevas luxaciones.
Las luxaciones iniciales y recurrentes siempre deben ser atendidas por un médico ortopedista o un experto para llevar al cabo las maniobras adecuadas para su recolocación, esto disminuye el riesgo de complicación. Si no es recolocado con el cuidado que se requiere, se incrementa el riesgo de presentar lesiones asociadas en la cabeza humeral y las glenoides. De la misma manera es importante el tiempo de evolución, una luxación del hombro debe recolocarse en su lugar lo más pronto posible.
En la valoración médica con el experto se realizarán pruebas clínicas para evaluar la condición ligamentaria del hombro. Se complementa con radiografías en proyecciones específicas, así como también estudios de complementación diagnóstica especializados para determinar las lesiones asociadas (resonancia magnética nuclear y/o tomografía axial computada).
Uno de los factores más importantes que condicionan el pronóstico, es la edad de presentación de la primera luxación, cuando se presenta por primera vez en pacientes menores a 20 años tienen un 95% de posibilidades de que se repita la luxación o zafadura. Mientras en pacientes de 40 años o mayores, suelen ser episodios únicos y el porcentaje de recidiva es menor.
El tratamiento siempre debe estar protocolizado e individualizado para cada paciente por el especialista en hombro. Es así como te lo podrá indicar el ortopedista y traumatólogo en CDMX, Doctor Ismael Alba.
La prioridad siempre es la re-colocación del hombro en su lugar, seguido de una inmovilización por un tiempo determinado durante el cual, se llevaran al cabo los estudios necesarios para complementacion diagnostica (resonancia magnetica nuclear) y evaluación de las lesiones asociadas.
Dependiendo de la edad del paciente, la actividad física que realice, la actividad laboral así como también sus expectativas será el tratamiento, que puede ser:
El manejo integral de este problema involucra inmovilización de la articulación por un periodo de 6 semanas, tiempo durante el cual se realiza la cicatrización biológica en promedio. Posteriormente terapia física de rehabilitación para mejora de los arcos de movilidad y la realización de fortalecimiento muscular (estabilizadores secundarios). Habitualmente el paciente esta de regreso en su actividad deportiva a las 24 semanas, sin embargo este periodo puede variar dependiendo del apego a rehabilitación, fortalecimiento muscular y gravedad de la lesión inicial.